Los vecinos Miguel Marchese,
Sebastián Mansilla y Horacio E. Poggi iniciaron gestiones ante el presidente de
Trenes Argentinos Infraestructura, Lic. Martín Marinucci, para preservar
el edificio histórico de la estación Mariano Acosta.
Periódico digital de MARIANO ACOSTA - Director-Propietario: Dr. Horacio E. POGGI - E-mail: hepoggi@gmail.com
Los vecinos Miguel Marchese,
Sebastián Mansilla y Horacio E. Poggi iniciaron gestiones ante el presidente de
Trenes Argentinos Infraestructura, Lic. Martín Marinucci, para preservar
el edificio histórico de la estación Mariano Acosta.
Los delincuentes no respetan ni el Monumento a la Madre, que la Delegación Municipal de Mariano Acosta inauguró en noviembre de 1979. Provocaron daños en el rostro de la escultura y lo pintarrajearon. También robaron la placa conmemorativa del 69ª aniversario del Pueblo. Nuestro enérgico repudio a un hecho que avergüenza a los marianenses.
Caricatura del Dr. Horacio Enrique Poggi |
La publicidad inmobiliaria, para promocionar loteos en el Gran Buenos Aires,
ha procurado –en diversas ocasiones- vender ilusiones y dar por hecho lo que
aun ni siquiera estaba iniciado. Cuando investigamos los comienzos de Villa
Posse, hemos encontrado documentos que dan cuenta de una fundación publicitaria
y no real en 1909, a cargo de Don Rodolfo Posse, a la sazón responsable de la
Oficina de Tierras de la Compañía General de Tabacos. Auscultando los orígenes del
Parque Agustín Ferrari hallamos otro ejemplo de publicidad inmobiliaria.
Recordemos que la Parada Kilómetro 38 estaba en funciones a comienzos de
noviembre de 1950. El prestigioso rematador Rodolfo J. W. Vinelli realizó los primeros
remates de lotes de terreno del naciente Parque Agustín Ferrari.
En un afiche que se encuentra en el Departamento de Investigación Histórica y Cartográfica de la Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires (La Plata), Vinelli sostenía: “A 37 kilómetros de Plaza Once, en el Centro de las alturas del Oeste, frente al camino pavimentado Merlo-Marcos Paz, frente al servicio de ómnibus y exactamente frente a una Nueva Estación, se levanta el Nuevo Gran Centro que se llama ´Parque Agustín Ferrari´”.
Horacio Poggi hablando ante una multitud de marianenses. |
El fin de semana último, la
Municipalidad de Merlo organizó, en los terrenos ferroviarios, una celebración
masiva por el 111º aniversario de la fundación de Mariano Acosta, con números
artísticos y una feria artesanal y de
comidas típicas internacionales. Más de 10.000 marianenses concurrieron al
cierre del encuentro cultural, realizado el domingo 5 de diciembre, que tuvo un
cierre estelar con la actuación del grupo Ráfaga. El contenido histórico corrió
por cuenta del Dr. Horacio Enrique Poggi, quien pronunció un efusivo mensaje,
en el que hizo mención al papel central que tuvieron tanto los pioneros como la
estación de Mariano Acosta en todo el proceso fundacional del Pueblo. Cabe
señalar, que la fecha fundacional del Pueblo es el 15 de noviembre de 1910, día
en que la Dirección General de Ferrocarriles autorizó el servicio público de la
estación y que el Concejo Deliberante de Merlo institucionalizara el 4 de julio
de 1975, a través de la sanción de la Ordenanza Nº 1657.
Esta ciudad que yo creí mi pasado
es mi porvenir, mi presente…
Una nueva generación de marianenses comprometidos con la búsqueda del bien
común, ha retomado la celebración fundacional del Pueblo. Así, cada 15 de
Noviembre, desde 2016, se ha convertido en un momento de sobresaliente
recuperación histórica. La estación
ferroviaria es el símbolo venerado de nuestra identidad local y su edificio emblemático
se alza intacto predicando a favor de los hechos que ocurrieron y quedaron registrados
en archivos públicos y privados.
La estación ferroviaria ha sido el primer edificio que se comenzó a construir y que se terminó en 1910.* Fue una iniciativa de la Compañía General de Tabacos que tramitó y pagó su traslado del kilómetro 34,800 a su actual ubicación. Porque sin la estación era imposible el proyecto inmobiliario supervisado por Don Rodolfo Posse. Nadie se atrevería a asentarse en un paraje desolado. Habría propietarios y no pobladores.
Aún queda en pie el edificio imbatible de la estación ferroviaria, para dar
testimonio de un pueblo fundado en el Centenario de la Patria. Fue la primera
edificación material terminada en 1910. Hemos encontrado la documentación
probatoria que nos permite afirmar sin dudar. Hoy, solo un ejercicio falsificador
de los hechos podría negar las evidencias, halladas luego de una ardua
investigación histórica que continuamos y nos permite descubrir –con asombro- aspectos
ignorados del pasado local.
Durante mucho tiempo, discutimos acerca de la estación Mariano Acosta con más fantasía que documentos. Lamentablemente, algunas de esas fantasías devinieron en “verdades” que todavía algunos incautos se empecinan en sostener. En la ciencia histórica debemos confiar más en las pruebas que en quienes fungen de historiadores. La tarea específica del historiador es investigar, visitar monumentos, trabajar en archivos públicos y privados, agotar las fuentes, tutearse con el polvo de los documentos, hermanarse con el papel amarillento de diarios y revistas antiguos, de escrituras y expedientes. Juntar cacharros viejos no alcanza para verificar sucesos de otra época. Tampoco el testimonio oral sin cotejarlo con papeles. Yo no escribo sin papeles. La memoria falla, es parcial. ¿O acaso no solemos evocar ciertos recuerdos en detrimento de otros? Asimismo, se cometen aberraciones cuando se reduce la reconstrucción del pasado exclusivamente a la memoria personal.
La fatiga y el hartazgo
social por la cuarentena más larga del mundo son evidentes. Los resultados
están a la vista. No vamos a hacer leña del árbol caído. Solo nos interesa
saber cómo seguimos. De cómo el Gobierno ha manejado la cuarentena nos encargaremos cuando llegue
el momento, en las próximas elecciones. Falta un año. Fuentes de nuestra máxima confianza nos
señalan que en dos o tres semanas observaremos una firme reducción de casos en
la Capital Federal y, en cuatro o cinco semanas, ocurrirá algo similar en la provincia de Buenos
Aires. Por lo que se estima que, en dos o tres meses, en todo el país los
contagios habrán bajado considerablemente. Todo depende de las medidas de prevención y
protección que adoptemos. Queremos volver a la normalidad cuanto antes, y en la
medida que lo vayamos haciendo, aún con protocolos en los comercios, en la
actividad económica, en la vuelta a clases, en el movimiento social y en el
transporte, es probable que se produzcan rebrotes. Para controlar esos rebrotes,
aconseja Adolfo Rubinstein, habrá que testear, rastrear y aislar rápido y
mejor. Mientras tanto, debemos cuidarnos. Más
responsabilidad ciudadana y menos Estado paternal. Y un plan de vacunación efectivo. Serán el reaseguro de nuestras
libertades individuales y de nuestras vidas.
Hace un mes recibí infinidad de quejas por
una ola de inseguridad que estaba –me decían- “masacrando, principalmente, a
los vecinos de Mariano Acosta Sur y los barrios más pobres”. Hoy recibo
invitaciones para aplaudir a los policías que nos cuidan.
Hace un mes recibí infinidad de quejas porque “en Mariano Acosta no pasa nunca
el basurero”. Hoy recibo invitaciones para colocar en cada bolsa de residuos un
cartel que reza “gracias por cuidarnos”.
La paranoia que provoca la pandemia, en los espíritus débiles y carentes de
identidad, es inconmensurable. Una persona allegada me envió un mensaje
lacrimógeno por WhatsApp y al despedirse remató: “ojalá que nos volvamos a
ver”. Otra que reniega de la religión, me invitó a seguir online “el perdón del
Papa”.
No faltaron, por supuesto, los que se enojaron porque dije que el virus era chino como si se hubiera originado en Marte. Ni los que culparon a los Estados Unidos de haberlo difundido cuando es uno de los países más afectados. Los genios del Norte parece que inventaron el virus para perjudicarse ellos mismos…