Los treinta años transcurridos desde aquel tenebroso 18 de julio de 1994 son una muestra palpable de impunidad y una falta de respeto a los familiares y a las víctimas del atentado terrorista perpetrado por Hezbolá contra la AMIA. Solo habrá paz cuando la Justicia, con todo su peso resarcitorio, caiga sobre los culpables y se logre desbrozar la cadena de encubrimientos que permitió la consumación de este verdadero baldón sobre la República.
En momentos en que el Estado de
Israel lucha denodadamente por recuperar a los rehenes de Hamás y que la
campaña antisemita de izquierdas y derechas totalitarias arrecia, sembrando
mentiras a granel, nuestra apuesta a la Libertad y a la Democracia será la
mejor respuesta de parte de quienes repudiamos y combatimos al terrorismo
islámico en todas partes, en todos los terrenos. Gloria y Honor a los Caídos
Israelíes. Gloria y Honor a los 85 muertos de la AMIA.