02 diciembre 2021

Debemos rescatar el espíritu de los pioneros

 

Esta ciudad que yo creí mi pasado
es mi porvenir, mi presente…

 Jorge Luis BORGES



Una nueva generación de marianenses comprometidos con la búsqueda del bien común, ha retomado la celebración fundacional del Pueblo. Así, cada 15 de Noviembre, desde 2016, se ha convertido en un momento de sobresaliente recuperación histórica.  La estación ferroviaria es el símbolo venerado de nuestra identidad local y su edificio emblemático se alza intacto predicando a favor de los hechos que ocurrieron y quedaron registrados en archivos públicos y privados.

La estación ferroviaria ha sido el primer edificio que se comenzó a construir y que se terminó en 1910.* Fue una iniciativa de la Compañía General de Tabacos que tramitó y pagó su traslado del kilómetro 34,800 a su actual ubicación. Porque sin la estación era imposible el proyecto inmobiliario supervisado por Don Rodolfo Posse. Nadie se atrevería a asentarse en un paraje desolado. Habría propietarios y no pobladores.

De todos modos, la llegada de los primeros vecinos resultó lenta y compleja. A pesar de la campaña publicitaria y de las supuestas facilidades que hallarían quienes se avecindaran en Villa Posse, “un pueblo con luz eléctrica, con tranvías, con plazas amplias y espaciosas avenidas, con estación propia de ferrocarril y con todos los progresos modernos”. Sin embargo, la invención publicitaria de 1909 chocaba contra la realidad. Solo la estación ferroviaria modificaba, apenas, el paisaje rural hacia el segundo semestre de 1910 y, tímidamente, una empresa constructora de Merlo iniciaba la edificación de las primeras casas de la Compañía.

En ese panorama de exigua atracción, el poblamiento del paraje Villa Posse sonaba a utopía, a aventura, a tirar una semilla en un surco sediento. En 1911 comenzaron a llegar los pioneros que, sin quejas ni exigencias trasnochadas, se pusieron a trabajar de inmediato. Mientras tanto, a comienzos de 1912, en el lado sur de las vías, nacía Villa Loza, bajo la atenta mirada de Don Victoriano Loza, representante de los herederos en el juicio sucesorio de Don Santiago Loza.

La cultura del trabajo dejó una marca indeleble en la identidad local. En la etapa originaria, la actividad preponderante era la explotación tambera y la cría de ganado vacuno y ovino. Luego se diversificaron las tareas relacionadas con el campo, se sembraba trigo, lino y girasol, hubo algunas graserías, se instalaron hornos de ladrillos, quintas de verduras, escasos comercios, en un contexto de ausencia absoluta del estado municipal.

Por eso, a Mariano Acosta lo denominaban “el pueblo olvidado de Merlo”, que, enclavado en el Cuartel Segundo, tenía pocos habitantes -hasta la segunda mitad de la década de los 40- y abundantes sueños de futuro. Recordemos que la Delegación Municipal fue creada en 1958. Es decir, que la presencia municipal se demoró casi 50 años.

De todos modos, Mariano Acosta era un “pueblo olvidado” pero estaba organizado. ¿De qué forma? La iniciativa privada es otra de las marcas indelebles en su identidad local. Los pioneros católicos se organizaron y el 5 de diciembre de 1920 fundaron la Capilla Nuestra Señora de Lourdes. Por su parte, la estación ferroviaria era el punto neurálgico del Pueblo, en ella funcionaba el telégrafo y una estafeta postal. En 1944 con la pavimentación de una mano de la Ruta 200, se intensifica el servicio de colectivos y, de a poco, se va perfilando el centro comercial del Pueblo.

El 8 de julio de 1946, los vecinos fundan el Club Social y Deportivo Mariano Acosta. Al año siguiente, la Sociedad de Fomento Mariano Acosta, de la que depende la sala de primeros auxilios. En Río Alegre, en 1948, con la creación de la Sociedad de Fomento inician sus labores una sala de primeros auxilios y un destacamento policial. Al Pueblo lo funda el Pueblo y las instituciones vencen al tiempo…

Hacía falta luz eléctrica y vecinos honorables de Agustín Ferrari, el 27 de diciembre de 1952 formaron la Cooperativa de Electricidad que extendió su servicio por todo el Pueblo en años posteriores. Hacían falta teléfonos y los vecinos organizados los trajeron y, luego, de la mano de la Cooperativa Telefónica, consiguieron el gas y más asistencia sanitaria. Lo mismo sucedió con la educación. Los vecinos organizados en cooperadoras escolares construyeron escuelas en Ferrari, Santa Isabel, Río Alegre, Mariano Acosta Norte…

El espíritu de los pioneros animó cada emprendimiento a lo largo de estos primeros 111 años de vida de un Pueblo superpoblado y con necesidades básicas numerosas. La salida por arriba es retomar aquel espíritu emprendedor y progresista de los Padres Fundadores y de sus descendientes, por más seguridad ciudadana, educación de calidad, agua corriente, cloacas, obras de infraestructura impostergables, salud pública, autonomía cultural y justicia social. De la colaboración entre la sociedad civil y el Estado, del diálogo comunitario y del respeto al que piensa distinto, las soluciones pendientes podrán alcanzarse sin dilaciones ni especulaciones de ninguna especie. Los valores humanistas y republicanos esperan que los pongamos en acto.    

 

Dr. Horacio Enrique POGGI

 

(*) El 15 de noviembre de 1910, la Dirección General de Ferrocarriles habilitó el servicio público de la estación Mariano Acosta. Esta fecha fue institucionalizada el 4 de julio de 1975 por el Honorable Concejo Deliberante de Merlo, como Día de Mariano Acosta, a través de la sanción de la Ordenanza Nº 1657.