Esta ciudad que yo creí mi pasado
es mi porvenir, mi presente…
Una nueva generación de marianenses comprometidos con la búsqueda del bien
común, ha retomado la celebración fundacional del Pueblo. Así, cada 15 de
Noviembre, desde 2016, se ha convertido en un momento de sobresaliente
recuperación histórica. La estación
ferroviaria es el símbolo venerado de nuestra identidad local y su edificio emblemático
se alza intacto predicando a favor de los hechos que ocurrieron y quedaron registrados
en archivos públicos y privados.
La estación ferroviaria ha sido el primer edificio que se comenzó a construir y que se terminó en 1910.* Fue una iniciativa de la Compañía General de Tabacos que tramitó y pagó su traslado del kilómetro 34,800 a su actual ubicación. Porque sin la estación era imposible el proyecto inmobiliario supervisado por Don Rodolfo Posse. Nadie se atrevería a asentarse en un paraje desolado. Habría propietarios y no pobladores.
De todos modos, la llegada de los primeros vecinos resultó lenta y
compleja. A pesar de la campaña publicitaria y de las supuestas facilidades que
hallarían quienes se avecindaran en Villa Posse, “un pueblo con luz eléctrica, con tranvías, con plazas amplias y
espaciosas avenidas, con estación propia de ferrocarril y con todos los progresos
modernos”. Sin embargo, la invención publicitaria de 1909 chocaba contra la
realidad. Solo la estación ferroviaria modificaba, apenas, el paisaje rural
hacia el segundo semestre de 1910 y, tímidamente, una empresa constructora de
Merlo iniciaba la edificación de las primeras casas de la Compañía.
En ese panorama de exigua atracción, el poblamiento del paraje Villa Posse
sonaba a utopía, a aventura, a tirar una semilla en un surco sediento. En 1911
comenzaron a llegar los pioneros que, sin quejas ni exigencias trasnochadas, se
pusieron a trabajar de inmediato. Mientras tanto, a comienzos de 1912, en el
lado sur de las vías, nacía Villa Loza, bajo la atenta mirada de Don Victoriano
Loza, representante de los herederos en el juicio sucesorio de Don Santiago
Loza.
La cultura del trabajo dejó una marca indeleble en la identidad local. En
la etapa originaria, la actividad preponderante era la explotación tambera y la
cría de ganado vacuno y ovino. Luego se diversificaron las tareas relacionadas
con el campo, se sembraba trigo, lino y girasol, hubo algunas graserías, se
instalaron hornos de ladrillos, quintas de verduras, escasos comercios, en un
contexto de ausencia absoluta del estado municipal.
Por eso, a Mariano Acosta lo denominaban “el pueblo olvidado de Merlo”, que,
enclavado en el Cuartel Segundo, tenía pocos habitantes -hasta la segunda mitad
de la década de los 40- y abundantes sueños de futuro. Recordemos que la
Delegación Municipal fue creada en 1958. Es decir, que la presencia municipal
se demoró casi 50 años.
De todos modos, Mariano Acosta era un “pueblo olvidado” pero estaba
organizado. ¿De qué forma? La iniciativa privada es otra de las marcas indelebles
en su identidad local. Los pioneros católicos se organizaron y el 5 de
diciembre de 1920 fundaron la Capilla Nuestra Señora de Lourdes. Por su parte,
la estación ferroviaria era el punto neurálgico del Pueblo, en ella funcionaba
el telégrafo y una estafeta postal. En 1944 con la pavimentación de una mano de
la Ruta 200, se intensifica el servicio de colectivos y, de a poco, se va
perfilando el centro comercial del Pueblo.
El 8 de julio de 1946, los vecinos fundan el Club Social y Deportivo
Mariano Acosta. Al año siguiente, la Sociedad de Fomento Mariano Acosta, de la
que depende la sala de primeros auxilios. En Río Alegre, en 1948, con la
creación de la Sociedad de Fomento inician sus labores una sala de primeros auxilios
y un destacamento policial. Al Pueblo lo funda el Pueblo y las instituciones
vencen al tiempo…
Hacía falta luz eléctrica y vecinos honorables de Agustín Ferrari, el 27 de
diciembre de 1952 formaron la Cooperativa de Electricidad que extendió su
servicio por todo el Pueblo en años posteriores. Hacían falta teléfonos y los
vecinos organizados los trajeron y, luego, de la mano de la Cooperativa
Telefónica, consiguieron el gas y más asistencia sanitaria. Lo mismo sucedió
con la educación. Los vecinos organizados en cooperadoras escolares construyeron
escuelas en Ferrari, Santa Isabel, Río Alegre, Mariano Acosta Norte…
El espíritu de los pioneros animó cada emprendimiento a lo largo de estos
primeros 111 años de vida de un Pueblo superpoblado y con necesidades básicas numerosas.
La salida por arriba es retomar aquel espíritu emprendedor y progresista de los
Padres Fundadores y de sus descendientes, por más seguridad ciudadana, educación
de calidad, agua corriente, cloacas, obras de infraestructura impostergables,
salud pública, autonomía cultural y justicia social. De la colaboración entre
la sociedad civil y el Estado, del diálogo comunitario y del respeto al que
piensa distinto, las soluciones pendientes podrán alcanzarse sin dilaciones ni
especulaciones de ninguna especie. Los valores humanistas y republicanos
esperan que los pongamos en acto.
Dr. Horacio Enrique POGGI
(*) El 15 de noviembre de 1910, la
Dirección General de Ferrocarriles habilitó el servicio público de la estación
Mariano Acosta. Esta fecha fue institucionalizada el 4 de julio de 1975 por el
Honorable Concejo Deliberante de Merlo, como Día de Mariano Acosta, a través de
la sanción de la Ordenanza Nº 1657.