El
17 de diciembre de 2019 falleció Renée César Magnetti. Era pampeano y tenía 81
años de edad. Había llegado a Mariano Acosta en 1949. De su rica y extensa
carrera podemos destacar que fue profesor en Química, realizó estudios de
posgrado en la OEA y en la Universidad Tecnológica Nacional. Publicó numerosos
libros de su especialidad. Fundó y desempeñó la dirección de la Escuela de
Educación Media Nº 2, como así también la del nivel secundario del Instituto
Alfonsina Storni. Ejerció la docencia en numerosos establecimientos educativos
dejando su sello de excelencia.
La
conmoción ha sido inmensa en sus familiares, discípulos, amigos, docentes y
exalumnos. Las autoridades de la EEM Nº 2 quedaron consternadas por la luctuosa
noticia. El Fundador se había marchado para siempre dejando una obra enorme que
las nuevas generaciones sabrán recordar con justicia.
Cultor
del perfil bajo, padre de familia íntegro, vecino aliado del progreso y
preocupado por las cuestiones locales. Quienes lo conocimos de cerca sabemos
que predicaba con el ejemplo y le ponía el cuerpo a sus firmes convicciones. Pertenecía
a esa elite de distinguidos criollos que se ha perdido en el marasmo de la
revolución tecnológica y la mediocridad generalizada.
La
ciencia jamás lo deshumanizó ni hizo de él una persona fría e insensible. ¡Por
el contrario! Se ubicaba por encima de los
egoísmos de los hombres pequeños y escalaba las alturas del trabajo y la
perseverancia. Por eso, esquivaba el elogio fácil y prefería pasar inadvertido.
No se equivocaba: la zalamería hueca carece de honestidad intelectual. Y él
ejercía la docencia –es decir, daba valores- en todo momento porque era su
escuela de vida.
Quienes
fuimos sus amigos, lo lloramos sin consuelo. El espacio que deja nadie podrá
ocuparlo. Ya no será igual pasar por la calle Riglos…
La
ausencia del ilustre vecino cae como una sombra gigante sobre nuestras almas y
nos cubre de tristeza. La pena manda y nos resulta difícil escribir estas
líneas. Pero el corazón se anima y una especie de oración a su memoria nace,
lentamente, para perpetuarse en los rincones del Pueblo, al que sirvió con
honestidad probada y una ética profesional a toda prueba.
Mariano
Acosta estará de duelo por mucho tiempo. La pérdida de uno de sus educadores
más brillantes y capaces trasciende la frontera local. Tengamos la suficiente
grandeza para llorarlo en serio y de cultivar su ejemplo. Este será el mejor
homenaje a un Señor con mayúscula.
Marianense
de ley, la Ciudad de sus amores ahora reza por su eterno descanso.
Dr.
Horacio Enrique POGGI