28 marzo 2020

Un aplauso para el asador

 

Hace un mes recibí infinidad de quejas por una ola de inseguridad que estaba –me decían- “masacrando, principalmente, a los vecinos de Mariano Acosta Sur y los barrios más pobres”. Hoy recibo invitaciones para aplaudir a los policías que nos cuidan.

Hace un mes recibí infinidad de quejas porque “en Mariano Acosta no pasa nunca el basurero”. Hoy recibo invitaciones para colocar en cada bolsa de residuos un cartel que reza “gracias por cuidarnos”.

La paranoia que provoca la pandemia, en los espíritus débiles y carentes de identidad, es inconmensurable. Una persona allegada me envió un mensaje lacrimógeno por WhatsApp y al despedirse remató: “ojalá que nos volvamos a ver”. Otra que reniega de la religión, me invitó a seguir online “el perdón del Papa”.

No faltaron, por supuesto, los que se enojaron porque dije que el virus era chino como si se hubiera originado en Marte. Ni los que culparon a los Estados Unidos de haberlo difundido cuando es uno de los países más afectados. Los genios del Norte parece que inventaron el virus para perjudicarse ellos mismos…