La
avenida de los Constituyentes, de Villa Posse, en un tiempo, se llamaba General Bartolomé
Mitre y la calle 20 de Junio, de Agustín Ferrari, se denominaba William Morris.
Son numerosos los casos de cambios de nombres a calles y plazas que podríamos
citar. Nos limitaremos a esos dos ejemplos porque el objetivo del presente
artículo es un llamado a la reflexión y no la elaboración de un listado de
sitios cuyos nombres han sido modificados. Veamos.
A
veces los cambios obedecen a razones históricas, de reconocimiento a
personalidades benefactoras, a hechos trascendentes para el derrotero de la comunidad local o de
la República. Otras, a intereses
partidarios.
¿Es
correcto imponer la preferencia partidaria del gobierno de turno para alterar
la identificación del espacio público?
Precisamente, el espacio público -como su calificativo lo indica- es de todos, y todos pensamos
diferente.