04 febrero 2015

BARBARIE ANTISEMITA




La barbarie antisemita pretende incorporarse al debate público con brutalidades que nos retrotraen a épocas dominadas por la intolerancia, la violencia y la muerte. “El mejor enemigo es el enemigo muerto” era la consigna de la revista El Caudillo, vocero de la Triple A, durante la nefasta década de los años 70. Aquella bacanal de sangre desembocó en la peor dictadura del siglo 20. Hoy, algunos resabios permanecen ocultos y asoman en momentos particulares, en los que debería primar la prudencia en la busca del esclarecimiento del deceso del fiscal Natalio Alberto Nisman. Herederos de una tradición asociada al nazismo, se las ingenian en la paráfrasis y el horror. Así, nos encontramos con expresiones funcionales a quienes solo pretenden naturalizar la barbarie antisemita como ayer naturalizaban sus crímenes ante la indiferencia de la sociedad. Permanecer indiferentes –o neutrales- es un acto de cobardía y un síntoma de entrega, de bajar la guardia, de rendirse, para que se enseñoreen en nuestra sociedad los asesinos de siempre.