11 julio 2016

LA SABIDURÍA DEL PUEBLO




Por Horacio Enrique POGGI


La celebración del Bicentenario de la Independencia en Mariano Acosta nos deja varias enseñanzas a todos los que  colaboramos con su éxito desde el Gobierno del Pueblo de Merlo. Sin ninguna duda la fecha motivó a la comunidad nacional más de lo que suponían algunos sectores. El país se vistió de Patria. En nuestro municipio la experiencia fue otra. Aquí también nos vestimos de Patria. Pero conviene destacar algunos méritos fundamentales que nos permiten hacer la diferencia. Entre ellos, la decisión política del intendente municipal, Dr. Gustavo Menéndez, de abrirles las puertas a las Organizaciones Libres del Pueblo para que la celebración tuviera un sentido social descentralizado. Es decir, nada de imposiciones partidarias, ni bajada de línea ni verticalismo personalista. Venimos de un manejo dictatorial de las instituciones intermedias que sufrieron un vaciamiento perverso. Eso se cortó de raíz el 10 de diciembre. Más de uno creyó que el discurso inaugural del Intendente Menéndez había sido un catálogo de intenciones utópicas, de renovadas promesas de campaña. Se equivocaron. Los nuevos aires de libertad comenzaron a resurgir con espontaneidad, creatividad y alegría aquel día glorioso para la democracia republicana. La manifestación inicial de la Libertad recuperada se constató en el transcurso del Primer Cabildo Abierto del 20 de diciembre, que cerró con el multitudinario Rezo Ecuménico por la Paz, en El Tejadito. Luego disfrutamos de los carnavales en la avenida Constitución, también masivos. Ni qué hablar del 25 de Mayo en Pontevedra. Se continuó con la misma dinámica abierta y participativa en Mariano Acosta. Resultado: explotó el 9 de Julio. Debemos subrayar que todas las áreas del Gobierno del Pueblo de Merlo trabajaron en equipo. El equipo es Grande porque hay un conductor para las grandes ligas. ¿Qué equipo alcanza el triunfo si falla la cabeza? El General Perón decía que las organizaciones, como el pescado, se corrompen por la cabeza. Gracias a Dios, Merlo tiene un liderazgo representativo que, por un lado, cierra el ciclo dictatorial derrotado por la soberanía popular, y, por el otro, abre una etapa cargada de esperanza. Y de futuro.