Aturden
con sus ruidos molestos y para desafiar a la muerte circulan sin cascos a
elevada velocidad. ¡Y hasta se atreven a llevar criaturas! Una pena que los jóvenes
arriesguen su vida en aventuras callejeras, comprometiendo además la integridad
física de terceros. Últimamente numerosos accidentes en la Ruta 40 han tenido como
protagonistas a motociclistas imprudentes. Es hora de que bajen un cambio y comprendan
que el espacio público se debe compartir para la felicidad y la seguridad de
todos los marianenses.
Tampoco tienen derecho a violar la ley con tanta
facilidad.